Lo que he intentado plasmar con esta imagen son las tres cuestiones principales que componen el número de este año. RETRATO, IDENTIDAD Y MEMORIA»:

Retrato: está representado de forma evidente en la imagen. Nos gusta dejar constancia del paso de una persona por la vida, y eso lo reflejamos en obras como esta.

Identidad: Que nuestra protagonista tenga los ojos llenos de galaxias no es por casualidad. Para mí creo que la forma de una persona se refleja en los ojos. Así esta chica pierde su identidad con esas galaxias que al igual que están compuestas por millones de estrellas, nuestro mundo está compuesto por millones de personas con su propia identidad. Es una forma de representar a ninguna y a todas las personas.

Por último, memoria: La memoria como el tiempo es un concepto que no para. A cada segundo nuestra memoria se enriquece. Por eso quería emplear para ello una imagen de una escultura que representase el paso del tiempo y forma parte aun de nuestro presente. Por eso la chica también mira hacia arriba, porque es un gesto que hacemos de forma inconsciente cuando queremos rebuscar en nuestra propia memoria. Ella forma parte de nuestra memoria, pero a su vez cada uno tenemos nuestra memoria personal.

Y todo esto encerrado es una liviana jaula porque creo que son conceptos que nos encierran. Estamos constantemente siendo definidos por nuestro retrato, nuestra identidad, presos de nuestra memoria. Creo que supone un lastre inevitable apoyarnos en nuestro pasado y las etiquetas que nos impiden mirar al futuro.

Esto es lo que define mi obra. No espero que ustedes la entiendan como la entiendo yo. Pero eso, como saben, forma parte de nuestra identidad 😉